María Tortosa

Suenan las campanas lejanas de un tiempo ya vivido… Un tiempo ahora perdido, donde los recuerdos se mantienen tan solo sometidos entre tu aliento y el mío… Tristeza es la sensación que ahora trae el frío, soledad, lejanía y olvido… y solo la melodía lejana de los tañidos de esa vieja campana, evocando otro tiempo… otra vida que ahora queda olvidada… Dolor es la sensación que ahora derrama mis lágrimas que como gotas de lluvia, caen al suelo agotadas… Y suenan las campanas que predicen una muerte anunciada…

Las palabras ofensivas que se lanzan al viento… caen sobre la víctima como puñales fríos… Hojas afiladas de acero con veneno, que se clavan en el alma arrasando el consuelo… Me levanto cada mañana rodeada, asfixiada por la sensación de que algo acecha mi sueño… Personas, palabras, hechos que me acosan intentando acuchillar la energía y los buenos sentimientos… Las protecciones ya no me ayudan, hoy puede más la maldad del mundo…

Las sensaciones se agolpan en la boca del estómago, como puños golpeando en contra de la conciencia… esa voz que atormenta dentro de mi cabeza, cada vez que me dejo llevar… pero no lo puedo evitar… Vivo pensando que algún día esto cambiará, que en algún momento podré volver a respirar… y otra vez ese puño que golpea, que me deja la huella de lo que es mi verdad… No quiero seguir viviendo retenida entre lo que creo ser y lo que quiero que sea mi vida.

Agotadas todas las noches con sus días… consumidas las horas que antes me vendías… Todos los momentos compartidos, todas las sensaciones sentidas… Agotadas las ganas que te tenía… Tus palabras, tus besos, tus caricias… agotado todo lo que antes me daba la vida…

Es el hambre el que me convierte en animal otra vez… Son las ganas de poseerte las que me arrastran a querer verte… Sentir tu lengua como acomete, en las cavidades de mi ser, que se abre y se entrega… sometiendo a la fiera a tu merced… Ordenas movimientos que me llevan a enloquecer, pides momentos, muerdes, lames… me haces retroceder… Mojas, dilatando el placer hasta el límite de mis capacidades, hasta que logras meter… Y me inundan tus gritos, los míos se ahogan con los espasmos que empiezan a crecer… Tus manos se aferran fuertes, te empiezas a mover… dos gotas recorren mi vientre, explotas, estallo… y los animales se dejan caer…

Agotadas las noches y los días en los que sabia quien era,... acompañada ahora tan solo por la soledad. Lejana queda aquella niña que crecía, soñando que una locura podía ser la realidad de una vida... Y ahora, cercana al borde del precipicio, solo me acompaña la duda, la soledad... la inseguridad y el miedo a que me falle el pie... atormentada por el recuerdo de lo que algún día fue. Ahora el eco de esos sonidos en mi memoria, ya no me dejan respirar... no puedo ver... Abro los brazos, los mismo que antes me mantenían abrazada y descubro que entre ellos y el vacío... sólo me queda... saltar...

Siempre me invade esa extraña sensación de zapato viejo... adaptándose a la perfección a nuestro pie moldeado... haciendo que nuestros pasos sean siempre firmes y seguros... Esos zapatos que a pesar de dejar ver nuestros dedos desnudos, nos negamos a tirar, sabiendo que no vamos a encontrar unos iguales a esos... Tantas calles y caminos recorridos... tantos juegos, tantas lluvias y nevadas superadas,... que pensamos que no seremos capaces de hacer lo mismo con unos nuevos... Al final, las filtraciones, las piedras ya clavadas en la planta de nuestros pies y el descosido de muchas costuras... hace que tomemos la decisión. Compramos zapatos nuevos... nos los ponemos, sintiendo nostalgia por aquellos que ya no viajarán más con nosotros y con tristeza empezamos a dar nuestros primeros pasos, para amoldar el regio material a nuestros pies... Superado el periodo de llagas y cierto dolor... nos damos cuenta de que los nuevos... al final acabarán siendo otra vez viejos...

Me dejas los sinsabores de una amarga despedida… y me siento como la princesa prometida del cuento de mi vida… Un roce, y se te respira… una palabra y me tienes sometida, pendiente de si me miras o de que tan solo, me sonrías… ¿Piensas en mí algún día?... Cuando me hablas, solo el sexo se respira,… yo uso tu cuerpo… tu con el mío te desquitas… ¿crees que tú alma se parece a la mía?...

¿Que es lo que buscas en mí?... si sabes que solo un roce de tu aliento, provoca en mi el tormento... Esa sensación de tenerte dentro y formar parte de ti... que me atormenta cuando veo que no te tengo... Cierro los ojos, cada vez que te veo... en cada latido que te siento... y solo te echo de menos... Ya no te encuentro. Éstas rosas ya no me dan consuelo, porque me recuerdan tus besos... tus manos recorriendo mi cuerpo... tu alma entrándome dentro.

Tiempos recorridos… momentos otorgados… lagunas de sombras, luces… labios consentidos y condenados… entregados en la lucha de tenerse… roces fugaces de lenguas húmedas que buscan, encuentran… cavidades donde permanecer, por donde dejar su líquida huella… manos apremiantes que luchan contra la ropa… expectantes de encontrar piel erizable… piernas que se abren… torpes, veloces… necesitando las ganas de sofocarse entre embestidas dominantes… aullidos, palabras obscenas y disonantes… nuestras miradas se cruzan… dos movimientos más y me deshaces…

Sueños que a compases viven su destino… notas que compuestas describen un camino… Pasos de gigantes que marcan huellas… Encuentros, pérdidas, noticias, ilusiones puestas… Imágenes, notas, letras… compendio de armonías que forman la melodía… canciones de una vida entera que al director esperan… Afinen las cuerdas, que mi destino empieza…

Sales otra vez sola, de noche… en busca de esos ojos donde te reconoces. Desconocido habitante que ahora da sentido a tu vida… Y te sientes perdida, como si las aguas nunca volvieran a su cauce. Esta noche, en la que todas las miradas perdidas destellan buscando vida… Una vida, que permanece escondida detrás de esos ojos que ahora te miran… Y en la distancia brillan, reconocibles estrellas de lo que serás algún día. Hoy, éste sendero que antes no veías, esclarece sus tintes de tu mirada prendida.

Siento que ya no te llego… que mis manos ya no alcanzan a rozar ni siquiera tu esencia… la sola presencia que antes lo embargaba todo… como el aroma dulce de una nueva primavera… Tu lejanía, la nostalgia y aquel día… ese maldito momento que puso una barrera, entre tu vida y la mía… Un muro levantado de agonía, soledad infinita que enloquece la poca cordura que tenía… ¿Dónde guardo tus sonrisas?... ¿Dónde dejo tus caricias escondidas?... Solo me caben entre el dolor y la rabia contenida…

Acuérdate de los arenales que enmarañan tu memoria… te fuiste por miedo, en silencio… creando entre tu cuerpo y el mío un desierto… Fina arena que en tormenta, las ruinas ha cubierto… Ahora vuelves, con la sonrisa pintada en el aire… y soplas y me traes los mares… Pero en mí ya no cabes… Mis templos veneran otras deidades… Dioses de pasión y guerra que me entregan… cuando yo quiera… y es que el desierto no se busca… se encuentra…

Siento las noches frías ahora que te has ido de mi regazo… Contemplo con nostalgia estos brazos que vacíos te reclaman… y sonrío con la ironía pintada… del que se ha sentido amado… abandonado… Tu nombre encabeza la lista de amores ahogados, aquellos que la vida misma se ha encargado de ir matando… Y ahora, sola y abandonada, sigo pensando,… sigo deseando que el destino te siente a mi lado…

Grietas que surcan mi piel, como la herida del infiel que sucumbe ante los delirios perseguidos… Afligida después de haber cometido el pecado de probar tu miel, que como elixir de vida inunda mi boca concebida… nacida para el placer,… viviendo para ser poseída… muriendo por tu ser… y descubres que no solo compartes mi cuerpo, mi alma también se desnuda… fiel a tu llamada consentida…

Es naturaleza de asesinos ... sentir tus dientes en mi clavados, que me desgarran con mis ojos ahora llenos de fuego y dolor,… sentidos en cada arañazo, en cada muestra de lo que vendes como amor… Henos aquí en esta piel erizados,… acariciando el lento celo de las sensaciones como esclavos, con respiración en suspiro y corte,… saliva que ahora te recorre,… aliento que quema, antes de que te toque… y me convierto en la arena mojada… donde dibujar con tus dedos la pasión amada… la sensación adormecida que me mantiene viva… por ser la carnaza en tu boca adormecida… masticas y tragas… me conviertes en tus ganas.

Para cuando salgas a buscarme, con la necesidad constante de tener parte de mi… para cuando necesites una mano amiga, que acaricie las heridas… para cuando tus lágrimas no te dejen ver más allá de las brumas grises… para cuando grites… para cuando creas que la vida ya no tiene nada bonito para ti… para cuando sientas morir… para cuando no veas más que días oscuros ensombreciendo tu porvenir… para cuando dejes de sonreír… para todos esos momentos, aquí me tienes a mí…

Me marchare tan lejos como la vida me permita… cerrare los ojos, desplegaré las alas escondidas y me iré… con el primer soplo de aire que el ánimo me pida… Impulsada por las ganas de volver a sentir que la vida respira… con el empeño de seguir comprometida… Volare por encima de los humos grises que impiden ver que hay aire fresco y rayos de sol que acaricien… Saldré renovada de la opresión que me mantenía en tensión y volveré con el alma llena… con los ojos llenos de visión nueva…

Hoy la cobardía no me deja respirar… la sensación de agonía, la duda de no ser capaz… Esa sombra gris de apatía que se instala por momentos en la vida… Intento buscar en la lejanía, el sustento y la esperanza que me mantengan viva… Me hablo a misma diciéndome que todo va a cambiar, que mi situación va a mejorar… pero es tanta la distancia que ahora me separa de la verdad que no hallo el camino… navego perdida en alta mar… sin saber a donde mirar… Me siento barco a la deriva sin un puerto donde anclar y preguntándome… si es por aquí, por donde debo continuar…

Quizás en las huellas más oscuras es donde vivo…. Con mis ojos acostumbrados a esa penumbra… y mi alma asolada por la sombra que se proyecta en la pared,…adaptada a la oscuridad, como la pupila con falta de luz propia… No creo que nada pueda sacarme de la agonía, de la falta de ilusiones y la poca fe que tengo en la vida… Abusaron de mí, las conciencias cuando era niña y ahora que puedo opinar, solo quiero vivir escondida en la oscuridad… No me gustan las mentiras, cuando miento por necesidad, ni las verdades escondidas, cuando no quiero pensar… Soy la pérdida del ser, que se acostumbra a morir en la lejanía… y sólo con sufrimiento me dejo llevar…

Hoy escribo para ti, que sé que me lees a escondidas… sin querer dejar huella, ni palabras sentidas… hoy estas letras van por ti, por que te siento cada día, por que vives en mi… Tu presencia es constante y decisiva… con tu olor sabes que mi alma respira, aunque no digas… aunque pases de hurtadillas… y sonrías… Eso es lo que me hace feliz, que se que mis letras te hacen sonreír, sentir, vivir… y por eso, hoy va por ti…

“Ambos se dañan a sí mismos: el que promete demasiado y el que espera demasiado. (Gotthold Ephraim)”. Si buscas lo que no tengo,… aquí tienes lo que no prometo. No prometo amarte, porque amarte es un tormento,… no prometo odiarte, porque el odio me hace vivir muerto,… no prometo pensarte, porque ni en mi pienso,… no prometo besarte, porque es un beso lo que quiero,… no prometo lo que no tengo, porque deseo vivir prometiendo…

Que la soledad me lleve cuando ya no pueda respirar, que el amor se entregue cuando mis ojos dejen de mirar… Que el dolor me lleve cuando el miedo no me deje caminar, que la pena me llene si te tengo que olvidar… Que la justicia me condene si detengo mi palpitar… que la música no suene si me tengo que marchar… Que el pájaro no cante, que salga el sol por levante, que se detenga el mundo, que el destino ante mi te plante… Que aquí estoy, ande o no ande… que aquí me tienes para lo que mandes… que si me necesitas, sólo tienes que encontrarme…

¿Cuánto dura el recuerdo de un latido sentido?... ¿Cuánto dura el sabor de un beso compartido?... ¿Un amor prohibido, la caricia de un niño, un te quiero,… todo lo bueno que hemos vivido?... Esas sensaciones que a veces caen en el olvido,… Nos cuesta tanto demostrar lo que sentimos, que pasamos por la vida reprimidos… Ya no vemos nuestro reflejo en los ojos de un amigo,… no compartimos,… Necesitamos un cambio merecido…

Que salga el sol por donde quiera, si tengo que vivir dispuesta… Tú solo pretendes que me someta… pero tensas tanto la cuerda que abrasa mi mano, ahora abierta… Entre dos tiene que haber una unión, hilo fino y plateado… La extensión del uno, en el dos acomodado… Pero rompes la distancia, te alejas… y de lejos me reclamas… Ya no hay ganas… Solo juego acostumbrado, cuando y como quieres te pasas por mi lado y pretendes… con la sonrisa en los labios… que siga mas que dispuesta… que brote de mi un te amo… Y desprecias todo el cariño que te he dado… acusando a la vida de mentiras que tú mismo has creado… ¿Qué quieres que te diga?... Tú no mereces una mujer a tu lado…

Lamentos de los que han vivido arrodillados… de los que han inclinado su cabeza ante el yugo de la falsa nobleza… Piedras, sombras, quejas… murmullos que me llegan de otras épocas, dolor, pena… Mis pies, que ahora recorren estas mismas piedras, lo que antaño corrían otros por las callejas, presos del miedo, la cobardía y malas tretas… Son grises las paredes ahora muertas,… las sombras del pasado se proyectan, aún no estan las puertas abiertas… Aún hay almas perdidas, sueltas… atentas a que alguien las guíe… Una, dos, tres sombras me persiguen… Descansad almas abyectas… ya no tenéis porque seguir con cadenas…

Vuelve a rozar mi oído que te espera dormido… un   latido… que tu lengua húmeda recorra el camino… una cuerda cortando el riego sanguíneo… y una gota de calor roza mi ombligo… Suspiro, gemido, grito… Dos manos se aferran a mis tobillos, forzando las ganas puestas… abriendo la fortaleza del mismo ángel caído… Me has sometido… y mi voluntad no te apiada, mi necesidad te reclama… Se tensa una cuerda, cruzando nuestras miradas… y ya no hay prisa, sólo sabor de guerras ganadas… Tus dedos se deslizan, tus dientes me pellizcan las entrañas… Sabor, olor, dolor… Y llega el momento en que mi cuerpo se pone en tensión… Tu cara de deseo, y tus dedos que me llevan a la explosión… Grito, jadeo, ronroneo... Tú eres mi tentación...

El silencio de los pájaros me dice que algo pasa… Las nubes que encierran al Sol ésta mañana, el aire que me recorre sin decirme nada… Camino descalza, sin las huellas que ayer me marcaban… no existe mi reflejo en los cristales, no existe mi sombra pintando las calles… Mis palabras se ahogan junto al aire, que ahora es denso y contaminable… Y me falta los besos, las caricias… las palabras amables… Ya no hay pájaros con sus trinos, ni buenos despertares… solo yo, perdida sin mis verdades…

Que nadie me diga como tengo que ir respirando… que nadie me diga como tengo que ir caminando… odiando, doliendo, amando… que nadie me diga que me estoy equivocando… que nadie me diga que no salga corriendo… mintiendo, perdiendo, ardiendo… que nadie me diga que no tenga miedo… que nadie me diga que está mal lo que estoy viviendo… sintiendo, aprendiendo, asumiendo… Que nadie me diga nada, sin mirarse a sí mismo primero…

Aún vivo las noches en las que me acostaba pensando que no me podía estar pasando a mi… las mañanas esperando el día que volvieras a venir… las tardes sintiendo tu presencia, tu fuerza y tus ganas de vivir… Aún cierro los ojos contenta… con la sensación de haber llegado a la meta… un final escrito desde el principio… unas letras que decían, vive ahora lo que mañana darás por perdido… ¿A dónde te has ido?... Vivo, sigo viviendo pensando si todo esto tuvo sentido… Aún siento las noches en las que vivía soñando… en las que me despertaba muriendo…

Noches oscuras en las que las estrellas no apaciguan… en las que la Luna, esconde su rostro avergonzada, sin regalar su reflejo al agua… Aire frío que emana de mis entrañas ahora enmarañadas… enredadas entre los deseos y las ganas… Y mis dedos… prolongaciones de las ansias que no me dejan ver las nuevas mañanas… Pierdo mi reflejo, mi sombra se mezcla con el oscuro firmamento… sólo queda lo que no siento… lo que no soy… todo lo que me da tormento… Y por más que quiero, no despierto… cruzando la noche oscura como si sólo fuera un lamento…

Ya no encuentro las palabras que antes me acompañaban… mi pluma ya no compone versos… y mi alma solo desea evaporarse en la inmensidad… Alzar el vuelo y dejarse llevar… Hoy veo las puertas de mi destino cerradas… y aunque se que alguna ventana se abrirá… solo tengo ganas de salir corriendo y que el aire fresco me de la libertad… Sentir las gotas del rocío en mi cara cada mañana al despertar… que las nubes sean mi cama para descansar… Hoy quiero volver a ser alma… y volar.

Si busco en las lágrimas aún no derramadas… si busco en las palabras jamás pronunciadas… Si busco en los abrazos que nunca se dieron… y en los besos que un día se prometieron… Si miro en la distancia, el recuerdo adormecido… del que estaba y ahora se ha ido… Busco en mi memoria los, te quiero compartidos,… todos esos momentos que juntos hemos vivido… Y mi corazón late contento,… no te has ido, mientras tu recuerdo viva aquí adentro.