María Tortosa

Eres muestra de un camino parejo, desigual en los bordes que se cosen a base de esfuerzos… Pasos que siempre necesitan correr, antes de poner un fin a los días que te preceden, a las horas que están por venir… Alas rotas que con el tiempo han de hacer sufrir, cosiéndose en horas de igualdades, solo las verdades que estoy dispuesta a consentir… Las mentiras banales quedan guardadas en los jirones de una experiencia que exigida… da una vida que ya no quiero sufrir… 

Te sugiero que no cambies, que llenes cada día de impulsos nuevos… que rompas esa rutina que te retenía, con amaneceres intensos…, que despiertes sonriendo de la siesta a medio día… Que la ilusión te ilumine los cafés de media tarde… y las cenas las disfrutes en la mejor compañía…, que cuando te acuestes, unos brazos te acunen con dulce melodía… Te sugiero que no cambies… alma mía…

Te agolpas con dureza en mis sentires… mártires de un tiempo que ya no puede existir. Sientes la nostalgia de adióses que no se han pronunciado, que se han acumulado entre tus latidos y los míos… Luces que se han apagado buscando mantener vivas unas ilusiones que ya no tienen sentido… Luchas contra todo lo vivido con las mismas ganas que crees que tenías, para darte cuenta de que las lágrimas ya no dejan ver las esperanzas puestas… Noches   y días en los que creía, que podía llegar, que podría superar… Y ahora con la nostalgia prendida de unas lágrimas que me apenan el alma te digo… Quizás entiendas algún día…

Dos golpes de suerte que le robo al tiempo, pensando que no debo sentir lo que estoy sintiendo… Dos pasados que ahora se encuentran sin fuerzas para construir presentes nuevos… pero te pienso, te siento como jamás creí que podría hacerlo… Y entre lágrimas de reproches apareces como la brisa o el viento… Como el agua fresca que se le ofrece al sediento en mitad de la tempestad, dándole alas al miedo de volver a querer cuando me digo que no te quiero…

Hace tiempo que estoy hablando con el silencio, escuchando el eco que me devuelve tu ausencia… siempre mirando hacia atrás, doliendo las heridas que ahora impiden amar… Llegas a mi como el huracán que todo lo quiere arrasar, haciendo que mi cuerpo empiece a temblar… ya no puedo hablar… Es este maldito corazón el que se quiere entregar, volver a confiar y creer que existe el amor de verdad… Hace tiempo que solo el silencio me deja respirar…

Me dueles tanto porque te siento dentro de mi… tus pensamientos forman mis recuerdos que te evocan cada vez que cierro los ojos… y me mareo ante tu ausencia cada vez que los vuelvo a abrir… cuando me doy cuenta de que hoy no vas a venir… Me dueles cuando a pesar de sentirte en mi, la realidad me asalta como el fusil, cargado de dudas, miedos y la sensación de no poder elegir… Me dueles aunque a tu lado, digo que soy feliz…

Quiero dibujarme entre tus labios y los míos, que el aliento compartido de vida a este sin sentido… Quiero acomodarme en tus brazos rodeando los latidos que impulsan las necedades de lo que decimos… Quiero retenerte sin que seas mío, otorgarte las libertades, que entre nosotros sólo haya verdades… Quiero sentirme libre aunque esté contigo, que nuestras manos se unan sin sentir que te obligo… Quiero quererte y que tú quieras estar conmigo…

Hoy que recuerdo, es un día en el que todo me da miedo, me siento, me acuesto, me levanto… pienso. Me miro al espejo con la sensación cobarde prendida en mi reflejo, mis ojos, mis labios, mi cuerpo… y no me siento. Me toco el rostro con los dedos para reconocerme, aunque sea a través de ese mismo reflejo, del no ser feliz, del no tener ya ni aliento… Soy humana, eso sí lo recuerdo… un cuerpo con todos sus defectos, pero esta tristeza, este aislamiento que ahora estoy viviendo se ha anclado en lo único perfecto que tengo… Mis ganas, las ilusiones, la fuerza y la esperanza que ya no encuentro… Hoy recuerdo, es un día en el que todo me da miedo…

Pensarte conmigo, soñarte solos los dos, como compases de una misma canción… Somos eso, la melodía de una misma ilusión. Y te retengo entre mi memoria y el recuerdo, entre las ganas de volver a verte y el miedo a querer… Hasta llegar a la obsesión por tenerte, por poder demostrarte que no hay nadie más, que lo demás tan solo forma parte del humo que todo lo envuelve… y que sólo tú eres la nota que le falta a mis compases… Siempre tú, eterno deseo de amarte…

Empiezas a instalarte peligrosamente en mis pensamientos, que te mantienen siempre presente… Tu imagen me acompaña en cada paso, tus ojos me miran cada vez que cierro los míos, tus escasas caricias me recorren en sueños prohibidos… Las sonrisas, tus palabras, los momentos cómplices retenidos… Sentimientos locos que me hacen luchar contra mi misma, porque no me gusta sentirme acorralada, no quiero volver a caer en la trampa… Si digo que no me gustas, es porque me encantas… Si digo que no quiero verte, es porque deseo tenerte… Si digo no, es porque sí… No quiero volver cada día a tus manos…, no quiero latir cada segundo en tus brazos…, no quiero sentirme viva en tus labios... No quiero dormir cada noche a tu lado…, no quiero decir… sí.

Me he olvidado de las letras, desde hace tiempo ya no acuden a mi las mismas elfas… esas que dicen inspirar la pluma de quien dice ser escritor… Quizás es porque nunca he considerado que la tinta fuera herramienta, si no el desahogo de lo que una alma sienta… Quizás es que la mía se olvidó en algún momento de los sentimientos, de vivir saboreando el tiempo, pasando los días contenida… Me he olvidado hasta de mi misma, dejando los sueños, las alegrías… y todo aquello que antes quería…

Con pulso firme alzas la mano delante de mis ojos… el pincel, extensión de tus dedos maestros, gotea sobre mi ombligo gotas azules de pintura espesa… un gemido extasiado… provocado por el frescor azulado… desciendes… seguro de ti mismo y de tu mano, recorriendo el sendero desde mis pechos hasta ese rincón más cálido… ese que vive acompasado a tus idas y venidas… a tus reclamos… Nuestras miradas se mantienen ligadas por el mismo pecado… y la inspiración nos invade, los dedos, las manos… las bocas que se buscan como reclamo… 

Sueñas despierto los actos adecuados, las palabras justas que me impulsen a tus labios… Sé que buscas la excusa perfecta para seguir a mi lado, que tu mirada busca más allá de profanar mis labios… Tus manos tiemblan sintiendo el calor de mis brazos que se estremecen con la caricia pactada… Sé lo que estás deseando, con tu mirada lo estás provocando… El deseo, el reclamo… las ganas puestas en un Te amo.